viernes, agosto 11, 2006

Toledo

(Notas de viaje)
(13 de julio del 2006)


Ciudad medieval. Catedrales que muestran el poderío y riqueza de la fé católica. Paradójica historia en la que siempre fungió como visagra de la victoria de los contendientes: Cristianos versus Moros, Cristianos versus Judíos, Franquistas versus Republicanos. Cada conflicto con mayor sangre y con heridas más fuertes que aún no acaban por sanar.

Mezquitas y sinagogas que algunas vez mostraron fé, ahora son signos de la traición y endurecimiento de la Iglesia Romana misma que sufrío con la República y que fué vengada a manos franquistas durante la Revolución Española.

Pintas Anarquistas en todas las calles que uno recorre. Afiches libertarios recordando No retrocedimos, Jamás nos rendiremos , todo esto por el aniversario de la traición franquista.

Calles asfixiantes por las cuales no corre el aire. Calles, callejones con nombre tan tenebrosos como Calle del Infierno que desemboca obviamente en el Callejón del Diablo. El callejón del Diablo está marcado por una puerta que indica su inicio y en ella, de un modo irónico (y quizá simbólico para algún franquista) está pintada la A anarquista.

La CNT no ha muerto, la busco pero no la encuentro. Me emociona saber que no soy el único y que en algunos lados aún se lucha por la esperanza.

Calles empinadas y tortuosas, que no llevan hacia ningún lado, muestran y geometrizan su historia.

Calles angostas como el largo de mis brazos, que conforme se avanza en ellasse van estrechando hasta despertar a la claustrofobia.

Toledo fué frente de la Revolución. Al final, al igual que otras ciudades republicanas y anarquistas cayó ante el poderío material franquista. No conozco la historia, pero si los republicanos lucharon en la ciudad esto de seguro fué un Stalingrado Ibérico.

Sobre una pinta que recuerda que Toledo es Antifascista observo la infinitud de la planicie parda y salpicada de verde de Toledo.

Las calles son tan estrechas que cuando el viento se atreve a circular por ellas se lamente emitiendo un ulular.

El cielo toledano es inmenso. Digno cielo que nos recuerda a todos la facilidad con la que se puede evocar al fervor del pueblo hacia Dios u otro ideal Abstracto.

La riqueza absurda, enigmática e imponente de la catedral toledana marca espantósamente su terranalidad y su lejanía del cielo cristiano. Pero su belleza es cautivadora. Su tamaño es el tamaño del Dios Católico. Simplemente uno entra ahí y el vértigo lo acompaña durante toda la estancia.

¿La única dirección de la CNT-FAI?

Estación de ferrocarril. Justo como de película europea. Vista de la línea horizontal: verdes, ocres, cafés y pardos. Todos ellos chocan formando una leve colina con el cielo inmenso azul. La colina toma su forma al estar soportando el peso del cielo.

La única costumbre paneuropea es sacarse el calzón incómodo sin fijarse del lugar, momento o compañía.